Manuel Carrasco Formiguera
(Barcelona, 3 de abril de 1890. Burgos, 9 de abril de 1938) fue un abogado y político español de ideología nacionalista catalana, que conjugó con el cristianismo y el republicanismo. Fue fusilado en el transcurso de la guerra civil.
Iniciada la Guerra Civil (1936), Carrasco se mantuvo leal a la República sin abandonar su ideología democristiana. Su mediación salvó la vida de numerosos perseguidos. Estos hechos le supusieron recibir denuncias periodísticas y ser acosado por sectores anarquistas y comunistas del bando republicano en Cataluña. Esta situación le forzó a trasladarse al País Vasco, donde colaboró con el gobierno del lehendakari Aguirre. Con la ocupación por el ejército sublevado de Guipúzcoa (febrero de 1937), decidió volver a Cataluña donde fue nuevamente acosado. Decidió volver entonces a Vizcaya, aún en manos de la República, con toda su familia, como representante de la Generalidad catalana ante el Gobierno de Euzkadi. La última parte de su trayecto debía transcurrir por mar, entre Bayona (Francia) y Bilbao. Sin embargo, el vapor-correo Galdames en el que iba fue interceptado por el crucero Canarias (batalla del cabo Machichaco) y Carrasco encarcelado. Fue trasladado al penal de Burgos, y condenado a muerte en un juicio sumarísimo llevado a cabo el 28 de agosto de 1937 por el delito de "adhesión a la rebelión".
La ejecución de la sentencia se demoró ocho meses, y se llevó a cabo el 9 de abril de 1938, a pesar de las gestiones del Vaticano. Según diversos autores, la ejecución la ordenó personalmente Franco, en reacción a la protesta de varios gobiernos extranjeros, entre los que incluía la Santa Sede, contra los bombardeos por parte de la aviación franquista de objetivos civiles (como los que tuvieron lugar el 16, 17 y 18 de marzo contra Barcelona, condenados públicamente por la Santa Sede a través de una nota oficiosa publicada el 24 de marzo en L'Osservatore Romano).
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