El Día de la Victoria, que se celebra cada año en Rusia, nos recuerda que honrar a los millones de héroes que combatieron el fascismo en el mundo es un deber histórico.
El 8 de mayo de mayo de 1945 a las 22:43 en Berlin, el centro de poder fascista, el ejército nazi representado por el General Wilhelm Keitel, firmó la rendición incondicional ante Gueorgui Zhúkov, Mariscal del Ejército Rojo, de la Unión Soviética. El rol de la Unión Soviética ha sido invisibilizada e instrumentalizada por el cine y la industria cultural estadounidense para su propio beneficio, a pesar que esta victoria soviética fue decisiva para definir el rumbo de la Segunda Guerra Mundial.
El fascismo es una ideología de odio, es un sistema sociopolítico imperialista, nacionalista, militar y totalitario. Donde los gobiernos y las macro corporaciones del sector privado, son la misma cosa.
El fascismo promulga el racismo, elitismo y elmito de la grandeza histórica de una clase social o un país. Bajo esta ideología millones de personas fueron sometidas a campos de concentración y exterminio, el caso más conocido son los más de 6 millones de judíos, que perecieron en el holocausto.
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