Rojo 80% Naranja 60% Azul 40% Verde oscuro 20% Verde claro 0% Hablado en otros paises (diaspora vasca) |
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Desde 2018, los centros vascos de todo el mundo celebran el 8 de septiembre como el Día de la Diáspora Vasca bajo el lema "No importa dónde vivas, no importa dónde estés, si vives Euskadi, Euskadi vive en ti.”
Regiones donde se habla
España
Navarra
Cantabria Valle de Villaverde
Francia
Pirineos Atlanticos
Pais Vasco Frances
Esquiule (Bearne)
Hablantes
750 000 nativos
395 000 con competencia plena
Familia
Lengua aislada (única lengua de las lenguas vascónicas.
Dialectos
Occidental
Central
Navarro
Navarro-labortano
Suletino
Escritura Alfabeto vasco
Oficial en
El euskera (o su inmediato antecesor, el euskera arcaico) fue el idioma predominante de una amplia zona a ambos lados de los Pirineos, que abarca desde el río Garona y Burdeos al norte; la sierra de la Demanda y el Moncayo al sur (incluyendo toda La Rioja y el norte de Soria); zonas de Cantabria y Burgos al oeste; y Andorra al este. Existen evidencias toponímicas y epigráficas sobre su presencia en todo este ámbito. Por ejemplo, en la zona norte de la provincia de Soria, existen decenas de topónimos vascos como Urbión, Larralde, el Acebal de Garagüeta de Arévalo de la Sierra, Garray o Narros. Según estudios epigráficos recientes, la presencia del euskera en Soria es anterior a que se impusiese una lengua céltica y después latina. Las evidencias toponímicas y epigráficas de la presencia del euskera en la zona norte de Soria, han sido respaldadas con un estudio genético elaborado en 2017 por los departamentos de Genética Humana y de Estadística de la Universidad de Oxford (Reino Unido), la Fundación Pública Gallega de Medicina Genómica de Santiago de Compostela y el Grupo de Medicina Genómica de la Universidad compostelana, que ha determinado que los sorianos de la zona norte de la provincia, en la que se incluyen las comarcas de las Tierras Altas, Almarza y Pinares, tienen cierta coincidencia en su genoma con las características genéticas de la población vasca y navarra, aunque sus similitudes son más importantes con las zonas del centro y del noreste de la península.
Desde la Baja Edad Media, el euskera viene sufriendo un declive que se debe a factores geográficos, políticos y sociológicos de diversa índole. Según el Atlas de lenguas en peligro de extinción elaborado por la Unesco, el euskera está en situación de "vulnerable". Cuando se aprobó la Constitución española de 1978, en Navarra, el euskera era hablado solo en su zona noroeste. En Álava, el retroceso fue mayor, y se hablaba prácticamente solo en el valle de Aramayona, y algo en los pueblos colindantes. En Vizcaya, a pesar de hablarse en casi toda la provincia, al no hablarse en las Encartaciones ni en el área metropolitana de Bilbao, que alberga entre el 85% y el 90% de la población, la extensión del euskera era también reducida. En Guipúzcoa, se hablaba en toda la provincia, aunque con focos fuertemente deseuskerizados, sobre todo en las zonas de fuerte migración desde otros lugares de España durante el siglo xx. Finalmente, dentro de Francia se hablaba en la mitad aproximadamente del departamento de Pirineos Atlánticos. Desde las últimas décadas del siglo xx el conocimiento del euskera ha aumentado, aunque su uso en la calle se redujo entre 2007 y 2017, situándose en un 12,6%.
En 2016 el 28,4 % de los habitantes del País Vasco, Navarra y País Vasco francés eran vascófonos.[5] En el enclave de Treviño y el Valle de Villaverde, el porcentaje de vascoparlantes es del 22 % y 21 %, respectivamente. Del total de hablantes de euskera, el 93,2 % (700 300) vive en España y el 6,8 % (51 200) restante en Francia. Aproximadamente otras 400 000 personas, el 16,4 %, son además vascoparlantes pasivos (entienden el euskera pero tienen dificultades para hablarlo). En el enclave de Treviño y en Valle de Villaverde los vascoparlantes pasivos son el 17 %. En conjunto, el porcentaje de personas que tienen algún conocimiento de euskera se eleva hasta el 40 % aproximadamente.
Los vascoparlantes no están distribuidos uniformemente, sino que se concentran en una zona geográfica continua. El porcentaje de personas que entienden el euskera es de más del 40 % en Vizcaya y Guipúzcoa, en toda Álava excepto en algunas zonas del sur y oeste, en la zona septentrional de Navarra, y en Baja Navarra, Sola y el sur de Labort; de aproximadamente el 40 % en el sur y oeste de Álava, el enclave de Treviño y el Valle de Villaverde; y menor al 20 % en el centro y sur de Navarra.
Se desconoce cuál es exactamente el origen de esta lengua. Aunque léxicamente el euskera ha tomado una gran cantidad de préstamos de las lenguas romances (especialmente del latín y del español), mantiene una estructura gramatical única. Asimismo, muchos lingüistas han sostenido que el euskera tuvo una importante influencia en las lenguas romances, especialmente en las de la península ibérica (español, catalán, asturiano y gallego).
Alrededor del año 1 d. C., el euskera se hablaba no solo en la totalidad de los territorios mencionados, sino más allá de sus actuales fronteras, ocupando un espacio geográfico delimitado aproximadamente por el cauce de los ríos Garona en Francia y Ebro en España. Desde entonces, lleva siglos en retroceso, desde el punto de vista geográfico, en buena medida debido a las divisiones administrativas del territorio, que llevó a su vez a la división lingüística del euskera (que hasta entonces estaba unificado en dialectos o euskalkis, y a la falta de reconocimiento oficial o estatal, así como por su escasa literatura (que no surge hasta el siglo XVI), que redujo en buena medida su difusión.
En Francia, el advenimiento de la Revolución francesa llevó a la proclamación de la igualdad de todos los franceses, lo que se tradujo en que todos los franceses tenían una única lengua: el francés, con la consiguiente falta de reconocimiento oficial del euskera y del resto de lenguas de ese país, que se mantiene hasta hoy día. En España, durante los siglos XIX y buena parte del XX el Estado era centralista, por lo que el euskera carecía de reconocimiento. Durante la Restauración y la dictadura de Francisco Franco, el uso del euskera en público fue estigmatizado y perseguido. A partir de la década de 1960, los esfuerzos por suprimir el euskera cesaron: el idioma volvió a utilizarse en educación, resurgieron las ikastolas y se dio un renacimiento de la literatura en euskera. Así, surge un movimiento que busca revivir el euskera y adaptarlo a los tiempos modernos, cuya máxima expresión fue la estandarización del idioma en un único conjunto de normas gramaticales y ortográficas: el euskera batúa, que es el que se utiliza en el ámbito administrativo, periodístico, literario, etc., aunque los dialectos siguen vivos en el habla cotidiana y muchos ayuntamientos han promovido la conservación de sus propias variantes dialectales del euskera.
España reconoce el euskera como un bien cultural que es objeto de especial respeto y protección. Ello, unido a la política lingüística del Gobierno Vasco, ha dado lugar a un gran aumento del número de hablantes del euskera, revirtiendo la tendencia histórica del retroceso. Actualmente, el euskera es lengua oficial y propia en el País Vasco y en la zona vascófona de Navarra. En Francia, la Constitución francesa establece que la única lengua oficial es el francés, aunque los distintos municipios que integran el País Vasco francés han tomado medidas en el ámbito de su competencia para conservar la lengua.
El euskera es la única lengua no indoeuropea de la península ibérica. El hecho de que durante la Alta Edad Media fuera hablada, además de en los territorios actuales vascoparlantes, en áreas de la Rioja Alta, la Riojilla Burgalesa y la Bureba pudo hacer que tuviera influencia en la conformación del castellano y singularmente en su sistema fonológico de 5 vocales (véase sustrato vasco en lenguas romances). Tras un periodo de prolongado declive desde la Baja Edad Media, acentuado en los siglos XVIII y XIX, que hizo que dejara de ser hablado paulatinamente en áreas de Burgos, La Rioja, Navarra y Álava, desde finales de la década de 1950 y principios de la de 1960 fueron puestas en práctica diversas iniciativas para evitar su desaparición, entre ellas la adopción de un estándar lingüístico superador de la fragmentación dialectal. Con la llegada de la democracia a España, la Constitución de 1978 facultó a las comunidades autónomas a declarar también oficiales en su territorio lenguas distintas al castellano, lo que sería materializado para el País Vasco por el Estatuto de Guernica, que recoge la cooficialidad del euskera y en donde ha logrado volver a ganar espacios de uso en la vida pública. Asimismo, en el artículo 9.2 de la Ley Orgánica de Reintegración y Amejoramiento del Régimen Foral de Navarra de 10 de agosto de 1982, se estableció también la oficialidad del euskera en la zona vascoparlante de Navarra. La posterior Ley Foral del Vascuence de 1986 reconoció al castellano y al euskera el carácter de lenguas propias de Navarra, delimitando en el marco del concepto legal del predominio lingüístico la 'Zona Vascófona' en la que el euskera es lengua cooficial. En el País Vasco francés, al igual que el resto de lenguas regionales francesas, el euskera no goza de la condición de lengua oficial y es el único de los ámbitos territoriales de la lengua en el que el conocimiento y uso del euskera entre la población disminuye hoy en día.
Emitologia
Se discute cuál es el origen exacto de la voz euskara; no obstante parece acreditada la identificación de dicho término con la identidad cultural vasca. Así, de la palabra euskara se deriva la palabra euskaldun (literalmente ‘el que posee euskara’), que designa al hablante del euskera. Asimismo, de la voz euskara se originó el término Euskal Herria, originalmente denotativo del territorio en que se hablaba euskera ‘la tierra del euskera’ y que en el Estatuto de autonomía del País Vasco es utilizado como sinónimo de «pueblo vasco». El neologismo Euskadi, creado como alternativa de la expresión Euskal Herria y actualmente sinónimo de País Vasco, también procede de la voz euskara. Se discute la relación que las palabras «vasco» y «gascón» presentan con euskara. Para designar a todos los demás idiomas, los vascohablantes usan la palabra erdara y a las personas no vasco hablantes se les conoce genéricamente como erdaldunak (literalmente ‘los poseedores de otra lengua’, no vascoparlantes).
El filólogo Alfonso Irigoyen propone que la palabra euskara procede del verbo "decir" en vasco antiguo, reconstruida como *enautsi (mantenida en formas verbales como el vizcaíno dinotzat, "yo le digo"), y del sufijo -(k)ara, "forma (de hacer algo)". Por tanto, euskara significaría literalmente "forma de decir", "forma de hablar", "habla" o "lenguaje". Irigoyen presenta como evidencia para sostener esta teoría la obra Compendio Historial (1571), del vasco Esteban Garibay, donde el autor afirma que el nombre nativo de la lengua vasca es «enusquera». Véase también eusk- < *ausc-, del nombre del importante pueblo aquitano de los auscos (Auch, Gers).
Distribución geográfica
Es tema discutido la extensión que tuvo el ámbito lingüístico euskérico en la antigüedad y Alta Edad Media. Algunos estudios apuntan a que llegó a abarcar un área territorial que se extendía desde el golfo de Vizcaya hasta el Pirineo catalán, incluyéndose en dicho ámbito los territorios de la hoy Gascuña, La Rioja, norte de Soria, este de Cantabria, norte de Huesca, nordeste de Burgos, noroeste de Zaragoza y parte de la provincia de Lérida, así como parte del actual departamento francés de los Altos Pirineos. Otras opiniones defienden que la versión primitiva del actual euskera tiene su origen en la región de Aquitania y creen que sería ya en tiempos históricos cuando se produjo su expansión a los territorios españoles en los que se habla actualmente. Durante los siglos VIII y XI se estima que el euskera vivió un segundo periodo de expansión, extendiéndose por territorios de la Rioja Alta y la provincia de Burgos, periodo del que la toponimia claramente euskérica de estas áreas (Herramélluri, Ochánduri, Bardauri, Sajazarra, etc) sería prueba.
En la actualidad, dentro de España el euskera es hablado como primera o segunda lengua en las tres provincias del País Vasco (Álava, Vizcaya y Guipúzcoa), en el enclave de Treviño (Castilla y León), en Valle de Villaverde (Cantabria) y en la Comunidad Foral de Navarra.
En la totalidad del territorio de Guipúzcoa, en el centro y oriente de Vizcaya, así como en algunos pocos municipios del norte de Álava y en el tercio septentrional de Navarra, el euskera es la lengua tradicional de la mayoría de la población. Por el contrario, en el occidente de Vizcaya (Las Encartaciones y Gran Bilbao) y en la mayor parte de Álava y Navarra, en el enclave de Treviño y en Valle de Villaverde, la lengua tradicional es el castellano.
Dentro de Francia el euskera es hablado en los territorios de Labort, Baja Navarra y Sola, comúnmente denominados en conjunto como País Vasco francés (Iparralde en euskera, ‘Zona Norte’) e integrantes junto a Bearne del departamento de Pirineos Atlánticos. El euskera es la lengua tradicional predominante de Baja Navarra (excepto el enclave gascoparlante de La Bastida de Clarenza), de Sola y de la mayor parte de Labort, en tanto que el extremo noroccidental de este último territorio, donde se encuentran las ciudades de Biarritz, Anglet y Bayona, es predominantemente francófono en la actualidad, y se hablaba idioma gascón anteriormente.
Numero de hablantes
Para el caso del País Vasco, los datos de la VI Encuesta Sociolingüística (2016) realizada conjuntamente por el Gobierno Vasco, el Gobierno de Navarra y la Oficina Pública del Euskera del País Vasco francés, señalaba que un 33,9 % de la población mayor de 16 años era vascoparlante bilingüe (631 000 habitantes), un 19,1 % vascoparlante bilingüe pasivo (356 000) y un 47 % era castellanoparlante exclusivo (877 000). Según ese estudio, el número de vascoparlantes era mayoritario en Guipúzcoa (50,6 % de vascoparlantes bilingües, 20,4 % bilingües pasivos, 32,1 % castellanoparlantes exclusivos) y minoritario en Vizcaya (27,6 % bilingües, 17,8 % bilingües pasivos, 52 % castellanoparlantes monolingües) y Álava (19,2 % vascoparlantes bilingües, 18,4 % bilingües pasivos y 62,4 % castellanoparlantes monolingües). Los datos muestran una tendencia de aumento del número de vascoparlantes bilingües y bilingües pasivos y un descenso de monolingües castellanoparlantes en los tres territorios, especialmente en Álava (pasando del 7 % de vascoparlantes bilingües en 1991 a 19,2 % en 2016). Este incremento se debe al número de vascoparlantes entre la población joven (71,4 % entre 16 y 25 años).
En el enclave de Treviño, según el estudio sociolingüístico realizado en 2012, el 22 % de la población del enclave es bilingüe, y el 17 % es bilingüe pasiva. En el periodo 2002-2012 el porcentaje de bilingües se ha doblado. Por rangos de edad, el bilingüismo es mayor conforme la edad disminuye: entre los menores de 15 años, el 65 % domina el euskera. El principal factor en el crecimiento del euskera en este territorio ha sido el movimiento demográfico de habitantes originarios de Álava, especialmente desde Vitoria. Es también muy satisfactoria la actitud general de los habitantes de Treviño hacia el euskera, donde en torno a un 40 % de la población manifiesta tener un gran interés por la lengua.
En Valle de Villaverde, según datos de 2002, el 20,70 % de la población del municipio era bilingüe, y el 16,98 % era bilingüe pasiva. Teniendo en cuenta que en 1986 solamente el 3,4 % sabía euskera, es de suponer que en la actualidad el porcentaje de bilingües haya aumentado. La razón principal del incremento es la desaparición de la enseñanza en el enclave debido a la falta de alumnado, ya que la mayoría de familias optan por escolarizar a sus hijos en Trucios, donde se imparte enseñanza bilingüe.
En el caso de Navarra, este último estudio sociolingüístico realizado en 2016 indicó que para el conjunto de la población de Navarra el porcentaje de vascoparlantes activos en mayores de 16 años era del 12,9 % (69 000), además de un 10,3 % (55 000) de bilingües pasivos, frente a un 76,8 % de navarros que eran exclusivamente castellanoparlantes. Los datos muestran una tendencia de aumentos de vascoparlantes activos (3,4 puntos más que en 1991) y especialmente de bilingües pasivos (5,7 puntos más que en 1991) y un descenso de monolingües castellanoparlantes (9,1 puntos menos que en 1991). Esta tendencia también se debe al número de vascoparlantes entre la población joven (25,8 % entre 16 y 25 años, frente al 10 % en 1991). El conocimiento del euskera en Navarra presenta realidades muy distintas en función de las zonas que estableció la Ley Foral del Vascuence en 1986. Así, en la zona de predominio lingüístico vascoparlante de Navarra hay un 61,1 % de vascohablantes activos, mientras que en la Zona Mixta es del 11,3 % y en la "Zona no vascófona" del 2,7 %. Los datos de la VI Encuesta Sociolingüística referidos a Navarra se concretarán más a mediados de este año.
En el País Vasco francés, según datos de 2016 el 28,4 % de la población es vascoparlante y el 16,4 % vascoparlante pasivo. La tendencia ha sido de descenso en el número de hablantes debido a un mayor número de hablantes entre la población mayor, si bien se trata de un descenso ralentizado debido a cierto aumento de conocimiento entre la población joven.
Fuera de Europa, existen algunas comunidades vascohablantes en el continente americano, en las cuales se pueden encontrar vascos de segunda y tercera generación que siguen hablando la lengua en el dialecto original, e incluso híbridos de los dialectos tradicionales, resultado del encuentro de vascos de diferentes regiones. Muy llamativa es, por ejemplo, la existencia de una comunidad de origen vasco en el estado estadounidense de Idaho que ha logrado mantener vivo el idioma. De hecho existen muchas teorías no contrastadas acerca del uso del euskera por parte del ejército estadounidense durante la Segunda Guerra Mundial para impedir que sus comunicaciones internas pudieran ser interceptadas por las Potencias del Eje.
En 2009 fue mencionado en el libro rojo de la Unesco sobre lenguas en peligro como un lenguaje vulnerable.
Estatus oficial
Tanto España como Francia fueron signatarios en 1992 de la Carta Europea de las Lenguas Minoritarias o Regionales promovida por el Consejo de Europa. No obstante, solo España procedería a ratificar la carta por instrumento depositado en 2001 mediante el que se declare que la efectividad plena de la aplicación de los compromisos, obligaciones y garantías que se derivan de la Carta alcanzará a todas aquellas lenguas españolas declaradas cooficiales por las distintas comunidades autónomas; lo que en el caso del euskera supone su aplicación al territorio del País Vasco, por un lado, y a la zona vascófona de Navarra, por otro.
España
En el caso de España, la vigente Constitución de 1978 declara en el artículo 3 que el castellano es la «lengua española oficial del Estado», y que «las demás lenguas españolas serán también oficiales en las respectivas Comunidades Autónomas de acuerdo con sus Estatutos».
Así, en el País Vasco, su Estatuto de Autonomía de 1979 establece que tanto el euskera como el castellano son lenguas oficiales en todo su territorio, independientemente de la existencia de áreas tradicionalmente vascoparlantes y áreas tradicionalmente castellanoparlantes en el territorio de la comunidad autónoma. Tal declaración sería desarrollada posteriormente por la Ley 10/1982 Básica de Normalización del uso del Euskera que regula el régimen de oficialidad de las dos lenguas en las esferas administrativa, educativa y social, disponiendo la obligatoriedad de la enseñanza del euskera, bien como asignatura, bien como lengua vehicular.
En el caso de Navarra, el Amejoramiento del Fuero otorga al castellano el carácter de lengua oficial de Navarra y también al euskera, pero en este caso solo para las zonas vascoparlantes de la comunidad foral; disponiéndose que una ley foral sería la que delimitase de manera concreta la extensión de esa área vascoparlante en la que el euskera sería cooficial. Así, en 1986 se aprobó la Ley Foral del Vascuence que efectuó dicha delimitación de acuerdo al concepto legal de predominio lingüístico, determinando que las «zonas vascoparlantes de Navarra» a las que alude el Amejoramiento del Fuero serían las incluidas en la denominada «Zona Vascófona», área esta en la que tanto el euskera como el castellano serían lenguas cooficiales, mientras que en las zonas castellanoparlantes de Navarra (las denominadas «Zona Mixta» y «Zona No Vascófona») la única lengua oficial sería el castellano.
Para la Zona Vascófona se estableció la obligatoriedad de la enseñanza del euskera en el sistema educativo (bien como asignatura o bien como lengua vehicular), así como la regulación del uso oficial y normal de ambas lenguas. Además, la ley foral estableció que dentro de las zonas castellanoparlantes de Navarra se reconocería para una de ellas, la Zona Mixta, una regulación especial consistente en el derecho de los ciudadanos a recibir la enseñanza en euskera o del euskera de acuerdo con la demanda, así como la facultad de que los ciudadanos de esta zona pudieran «dirigirse» (aunque no relacionarse con la administración o recibir los servicios públicos en esa lengua, como sí se establece para la Zona Vascófona) a las administraciones públicas en euskera sin que la administración pudiese requerir a los ciudadanos la traducción de su escrito al castellano; dándose el hecho de que a causa de la concentración macrocefálica de la población Navarra en el área metropolitana de Pamplona y el fenómeno de despoblamiento sufrido por la Montaña de acuerdo con los datos de la Encuesta Sociolingüística de 2001 el mayor número de vascoparlantes de Navarra en términos absolutos se concentre precisamente en esta llamada Zona Mixta.
Francia
El estatus oficial del euskera en el País Vasco Francés viene determinado por la Constitución de la República Francesa, que establece que la única lengua oficial de Francia es el francés, por lo que el resto de lenguas habladas en territorio galo, como el euskera, no tienen carácter de lengua oficial, ni están incorporadas al sistema educativo. En 2001, un acuerdo entre el Gobierno nacional francés, la región de Aquitania, el departamento de Pirineos Atlánticos y un comité de cargos públicos electos del País Vasco francés permitió la creación de la Oficina Pública del Idioma Vasco (Office Public de la Langue Basque en francés) como entidad oficialmente reconocida para accionar una política en favor de la lengua y cultura vascas, y a la que se le atribuye la facultad de expedir los certificados acreditativos de aptitud en el idioma.
Historia
Artículo principal: Historia del euskera.
El euskera es una lengua de tipología aglutinante y genéticamente aislada, es decir, no muestra un origen común claro con otras lenguas, lo que ha llevado a diversas y múltiples teorías sobre el origen de esta lengua.
Aunque hay muchas hipótesis sobre el origen y parentescos del euskera, todas ellas carecen de fundamentos sólidos. La única probada es la que lo relaciona con el antiguo aquitano, euskera arcaico o vasquitano del cual sólo se conservan unas 400 breves inscripciones fúnebres dispersas por la actual Aquitania, Aragón, norte de Soria, La Rioja, Navarra y el País Vasco. Es por ello que el único parentesco que se considera demostrado es el del euskera con el antiguo idioma aquitano, ya desde los trabajos de Luchaire en 1877, ampliados posteriormente por Mitxelena y Gorrochategui. De hecho, los especialistas en historia del euskera consideran que el aquitano es simplemente vasco antiguo.
Tres son las teorías historiográficas principales sobre el parentesco:
- Vasco-iberismo: durante la mayor parte del siglo XX, desde las llamadas teorías vasco-iberistas se defendió la consideración del euskera como un idioma emparentado con las lenguas íberas prerromanas de la península ibérica (de las que únicamente se conservan textos breves en inscripciones en planchas de bronce y en monedas.
- El más conocido defensor de esta teoría fue el padre de la lingüística moderna, Wilhelm von Humboldt, que afirmaba que el idioma íbero era de hecho el antecesor del euskera; tesis que defendería también Miguel de Unamuno. Dentro del vasco-iberismo algunos investigadores propugnaron la relación filológica entre estas lenguas, mientras que para otros la relación entre las lenguas íbericas y el vascuence se limitaría a ser de sprachbund. Una tercera opinión defendería que ambas lenguas pertenecían a un mismo grupo lingüístico, pero que el íbero no sería el antepasado del euskera.
- Lenguas caucásicas: en las décadas finales del siglo XX, tomó cuerpo la hipótesis de que el euskera era el único superviviente de una familia, quizá más extendida, de lenguas de Europa que fue barrida con la llegada de los invasores indoeuropeos a partir del siglo XIII a.C. y cuyo parentesco sería caucásico. Las semejanzas —aunque limitadas— encontradas entre el euskera y la lengua georgiana vendrían a apuntalar esa teoría. De hecho, la idea llegó incluso a recibir respaldo político, con detalles como el hermanamiento entre la capital vizcaína, Bilbao, y la georgiana, Tiflis. (Georgiano: zara, gw, ezer; euskera: zara, gu, eder; castellano: cesto, nosotros, hermoso).
- Bereber: en el marco del incremento de estudios relativos al origen y parentesco del euskera producido en el siglo XX, en las últimas décadas logró notoriedad la teoría que hace emparentar al euskera con las lenguas bereberes del noroeste de África sobre la base de las conclusiones aplicadas por el método léxico-estadístico buscando semejanzas entre palabras vascas y bereberes, que demostraban el parecido entre el léxico bereber y el euskérico, pese a presentar claras diferencias ambas lenguas en otros aspectos como sintaxis y gramática.
- Teoría del sustrato vascónico: es una hipótesis propuesta por el lingüista alemán Theo Vennemann, según la cual muchos idiomas de Europa occidental contienen restos de una antigua familia lingüística de la cual el euskera sería la única sobreviviente. A diferencia de las que considera lenguas neolíticas atlántico-semíticas, estas serían anteriores a la migración neolítica y sería la única superviviente lengua paleolítica en Europa.
Al margen de los estudios puramente lingüísticos, desde la antropología y la historiografía se ha intentado dar respuestas al origen del euskera a partir de los datos obtenidos en la investigación del origen de los vascos, siendo también tres las propuestas más conocidas en este aspecto:
- Tubalismo: históricamente, una de las primeras hipótesis míticas del origen del euskera es el tubalismo y relacionada con el vasco-iberismo de Wilhelm von Humboldt y el vasco-cantabrismo de Manuel de Larramendi. La teoría entronca con la creencia de que todas las lenguas proceden de Babel y su famosa torre. El vasco sería el idioma original, anterior a la confusión de las lenguas. Algunos apologistas del euskera en el siglo XVIII y principios del XIX llegaron a decir que una lengua tan perfecta solo podría haber sido inspirada por el mismísimo ingenio de Dios. Entre aquellos autores, destacan Astarloa y Larramendi. Curiosamente, el río Araxes baña el monte Aralar, donde se encuentra la mayor concentración de dólmenes del Pirineo (hay censados más de 400) y fue en el monte Ararat, donde Noé posó su arca, donde se encuentra el río también llamado Araxes, lo que ha dado lugar a no pocas interpretaciones sobre el origen del idioma.
- Lenguas preindoeuropeas: existen diversidad de hipótesis que emparentan el euskera con otras muchas lenguas europeas y el hallazgo de toponimia vasca en diversas zonas europeas incluso provocó la hipótesis de que su extensión fuera a nivel europeo. El alemán Karl Bouda emparentó el euskera con diversos idiomas hablados en Siberia (chukchi) y el argentino Gandía reflejó que «el pueblo vasco es el pueblo más viejo de Europa. Su lengua es la que se hablaba desde el Cáucaso al Atlántico y desde el norte de África al norte de Europa en los períodos Paleolítico y Neolítico. Los arios o indoeuropeos, los etruscos, los íberos y otros pueblos de la antigüedad son posteriores a los vascos.»
- Europeo antiguo: los estudios efectuados por Theo Vennemann (catedrático de Lingüística Teórica en la Universidad Ludwig-Maximilian de Múnich) en torno al origen de los topónimos europeos apuntan a que la lengua vasca actual está relacionada con la de los habitantes prehistóricos de Europa, antes de la llegada de los pueblos indoeuropeos. Estos estudios vienen a respaldar las tesis que ya a principios del siglo XIX exponía Juan Antonio Moguel en referencia a una lengua común o familias de lenguas con un tronco común, que eran las que se hablaban en toda la península ibérica y en parte de Europa y que estaban emparentadas con el euskera. Pero los estudios de Venneman han sido muy criticados por los vascólogos y no son aceptados por muchos de los especialistas en lingüística. La revista Scientific American publicó en 2002 un reportaje realizado por Theo Vennemann y Peter Foster, en el que expresaban que el protoeuskera sería la lengua de los primeros pobladores europeos.
Desarrollo de la lengua
Con independencia de las teorías sobre su parentesco lingüístico, la onomástica y la toponimia histórica atestiguan que la versión primitiva del euskera ocupó durante la Edad Antigua un área de extensión mayor que la que tendría posteriormente al producirse la caída del Imperio romano de Occidente, y que las sucesivas llegadas de pueblos de lengua indoeuropea desde el fin de la Edad del Bronce y el comienzo de la Edad del Hierro, supusieron para el euskera como para el resto de lenguas paleohispánicas una disminución de su área de extensión geográfica.
Es habitual la consideración de que los vascones (pueblo prerromano que las fuentes clásicas sitúan en el territorio del norte y centro de la actual Navarra, además de en las Cinco Villas aragonesas y en la desembocadura del río Bidasoa) eran de habla eúskara, así como también los aquitanos (establecidos según las fuentes romanas en el extremo suroccidental de la actual región de Aquitania); resulta polémica sin embargo la filiación lingüística que presentaban el resto de pueblos prerromanos que las fuentes clásicas sitúan en áreas limítrofes con los vascones (los iberos iacetanos y las tribus celtas de várdulos, caristios, autrigones y berones).
Con la Conquista de Hispania y la infiltración romana en el territorio de los vascones, se ha presumido que el euskera recibiría una intensa influencia de la lengua latina, contextualizándose precisamente en esta época la primera gran adopción por el euskera de palabras de raigambre latina.
Tras la caída del Imperio romano de Occidente y la conformación dos siglos después del núcleo del primitivo Reino de Pamplona el euskera viviría un periodo de expansión en el contexto de las repoblaciones que trajo consigo la Reconquista como atestiguan fuentes documentales como la fazaña de Ojacastro.
A partir de la Baja Edad Media, en cambio, el euskera iniciaría un periodo de lenta regresión desplazado en un primer momento por el gascón y el navarro-aragonés, y en un segundo, por el castellano y el francés.
Pese a este declive, a comienzos de la Edad Moderna el euskera era todavía la lengua ampliamente predominante entre la población de Guipúzcoa, la mitad septentrional de Navarra, la práctica totalidad de Vizcaya y la mitad norte de Álava; una situación que se mantendría sin cambios sustanciales hasta los procesos sociales, económicos políticos y culturales puestos en marcha con la industrialización y el liberalismo siglo XIX que ocasionarían el gran retroceso del euskera que llevaría ya en el siglo XX a la creación de la Sociedad de Estudios Vascos y la Real Academia de la Lengua Vasca y al incremento de iniciativas en favor del euskera que conjurasen el riesgo de su desparición.
El euskera batúa
Siendo patente que una de las causas que facilitaban el retroceso acelerado del euskera en los territorios en los que todavía se hablaba era el alto grado de fragmentación dialectal que el vascuence presentaba, en los primeros años del siglo XX se fue extendiendo el convencimiento de que el euskera sólo podría tener futuro como lengua de comunicación y expresión, en tanto que se lograra superar la situación de fragmentación con la creación de un registro escrito único reconocido por todo el ámbito vascohablante. De esta manera, el proceso para la unificación literaria sería iniciado ya en 1918 con la fundación de la Real Academia de la Lengua Vasca (Euskaltzaindia) y la presentación de distintas propuestas. Entre ellas, una corriente de opinión apostaba por utilizar como base el "labortano clásico" de Axular de acuerdo con la misma función que tuvo el toscano en la unificación de la lengua italiana, siendo Federico Krutwig el principal defensor de este modelo y seguido por personas como Gabriel Aresti y Luis Villasante. Aunque en sus inicios ganó apoyos, finalmente la propuesta acabó siendo rechazada por la mayoría de los escritores y estudiosos por encontrarse demasiado alejada de la base sociológica de la lengua. El debate sobre la unificación culminaría en 1968, en la reunión del Santuario de Aránzazu (Arantzazuko Batzarra) en la que la Real Academia de la Lengua Vasca durante la celebración de su 50 aniversario decidió apoyar y promover formalmente el informe de las Decisiones del Congreso de Bayona (Baionako Biltzarraren Erabakiak) de 1964 redactado por el Departamento Lingüístico de la Secretaría Vasca (Euskal Idazkaritza) de Bayona, apoyado por distintos literatos éuskaros a través de la recién creada Idazleen Alkartea (Asociación de Escritores) y Ermuako Zina (Juramento de Ermua) de 1968. Los postulados de este informe fueron recogidos en la ponencia presentada por el académico Koldo Mitxelena, quien se encargaría de entonces en adelante y junto con Luis Villasante de dirigir el proceso de la unificación literaria.
El resultado sería el euskera batua (literalmente ‘euskera unificado’ o ‘euskera unido’), que es el soporte normativo (o registro) del euskera escrito. Se basa en los dialectos centrales del euskera como el dialecto navarro, dialecto navarro-labortano y el dialecto central del euskera, y se encuentra influido por el labortano clásico del siglo XVII, precursor de la literatura en euskera y lazo de unión entre los dialectos españoles y franceses.
Este registro, adoptado oficialmente a partir del reconocimiento de la autoridad normativa de la Real Academia de la Lengua Vasca por las instituciones de Navarra y el País Vasco, es el preferido y potenciado en la administración, la enseñanza y los medios de comunicación.
Desde los primeros años de la vigencia del batúa se ha desarrollado una importante polémica sobre el efecto que el batúa iba a tener sobre los dialectos del euskera real, hablado hasta esa fecha. Así, escritores como Oskillaso y Matías Múgica sostuvieron que el euskera batúa y el impulso institucional que llevaba a cabo iba a ser letal para los dialectos matando al 'euskera auténtico' en pos de la variante unificada, artificialmente creada. No obstante, otros escritores como Koldo Zuazo han venido sosteniendo que el batúa no es más que el registro destinado a ser utilizado en los ámbitos más formales (como la educación, la televisión pública, los boletines oficiales...) y viene a complementar al resto de los dialectos, no a sustituirlos; argumentó incluso que la extensión del batúa ayuda a reforzar los dialectos al incidir en la recuperación general de la lengua.
Bibliografía
- Zuazo, Koldo (1996). «The Basque Country and the Basque Language: An overview of the external history of the Basque language». En Hualde, José Ignacio; Lakarra, Joseba A.; Trask, R.L., eds. Towards a History of the Basque Language.
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