Hoy se sabe que se saldó con más de 3.000 muertos. Al término de la guerra, el régimen franquista impuso el silencio sobre estos hechos que adquirieron en la opinión pública la consideración de tabú, mientras los escasos estudios realizados tendieron a minimizar su dimensión. Tras la instauración de la democracia, diversas investigaciones han conseguido reconstruir con detalle el fenómeno represivo gracias al impulso de las asociaciones de familiares de las víctimas. Este proceso culminó con la publicación de la extensa obra Navarra 1936. De la Esperanza al Terror que se fue ampliando a lo largo de los años hasta llegar a su última edición en 2018. Fruto del conocimiento de estos estudios se realizaron diversos homenajes, cuya manifestación más importante tuvo lugar en 2003 con una Declaración oficial del Parlamento de Navarra en favor del reconocimiento y reparación moral de todos los navarros fusilados. El Partido Comunista, cuyo Comité Provincial formaba parte de la Federación Comunista Vasco-Navarra y fue fundadora del Partido Comunista de Euskadi, tuvo escaso desarrollo en los primeros años de la República en Navarra, inferior incluso a su minoritaria implantación en el resto de España, donde solo tenía núcleos significativos en Madrid, Sevilla y Vizcaya. A partir de 1934, bajo la dirección de Jesús Monzón, el Partido Comunista pretendió llegar a la unidad de acción con los socialistas, época que coincidió con la creciente radicalización largo caballerista del PSOE. En esta aproximación se produjo la unificación de la Juventud Socialista y de la Juventud Comunista en una sola organización, las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU), el 1 de abril de 1936.
- Partidos republicanos
El republicanismo contaba con organización fundamentalmente en Pamplona, pero no fue hasta la proclamación de la República que los diversos partidos republicanos empezaron a contar con estructuras en toda Navarra: El Partido Radical (PRR) de Alejandro Lerroux era el partido republicano más importante y constituyó 33 comités locales entre 1931 a 1936. Su evolución fue pareja a la del partido a nivel nacional. En las elecciones de 1931 se presentó a las elecciones dentro de la Conjunción Republicano-Socialista. En 1933, se constató su alejamiento de las izquierdas: a las elecciones de 1936 se presentó en solitario y colaboró con las derechas en la gestora de la Diputación Provincial, formando ya parte del Bloque de Derechas. Derecha Republicana, cuyos estatutos fueron aprobados el 1 de enero de 1932. Presidida por Jesús Artola Goicoechea, industrial y gobernador civil de Guipúzcoa en 1932. Se incorporó sin tardar a Acción Republicana. Acción Republicana (AR), cuyo líder nacional era Manuel Azaña y en Navarra Ramón Bengaray. El Partido Republicano Autónomo Navarro (PRAN) fue el partido que más se expandió en 1931, tras la reorganización impulsada por Serafín Huder. Fue uno de los partidos que, en Navarra, se integró en Izquierda Republicana en 1934. Un miembro relevante fue Mariano Ansó, primer alcalde republicano de Pamplona, el cual, sin embargo, tras las elecciones constituyentes se unió a AR, siendo el líder republicano navarro de mayor relevancia a nivel nacional y llegando a ser ministro con Negrín durante la Guerra Civil. El Partido Republicano Democrático Federal, que cobró nuevo ímpetu tras la proclamación de la República, implantándose en Cintruénigo en mayo de 1931. Era federalista y defensor de los fueros vasco-navarros, aunque tuvo escaso peso en Navarra. Presidido por Vicente Martínez de Ubago, periodista de La Voz de Navarra. Se unió posteriormente a Acción Republicana. Dos de los fundadores del partido en Navarra, Victoriano Navascués y Pablo Yanguas, integrados posteriormente en Izquierda Republicana (IR), serían fusilados en 1936. El Partido Republicano Radical Socialista (PRRS), que procedía del PRR, y cuyas figuras más relevantes eran Emilio Azarola, alcalde de Santesteban y Aquiles Cuadra, concejal de Tudela. Unión Republicana (UR), surgido en 1934 agrupando a las facciones más centristas del republicanismo descontentas con el viraje a la derecha de los radicales. Muy minoritario en Navarra, estaba liderado por el médico Eduardo Martínez de Ubago. En 1934, tras el descalabro de las elecciones del año anterior, AR, parte de los PRRS (los Independientes) y el PRAN confluirían el 29 de marzo de 1934 en Izquierda Republicana (IR). Posteriormente se integraron otras agrupaciones republicanas, consiguiendo, a través de este partido, darle al republicanismo de izquierdas importancia. IR logró 46 agrupaciones en Navarra en 1936.
- Partidos nacionalistas vascos. El Partido Nacionalista Vasco (PNV) mantuvo una postura cercana a la Iglesia Católica en lo social y una defensa del Estatuto de Autonomía para las provincias vascas entre las que se incluía a Navarra. Esto último era defendido, al proclamarse la República, con diferentes enfoques, por casi todos los partidos, con excepción de los alfonsinos con el poderoso Diario de Navarra. Sin embargo, su peso en Navarra era pequeño, teniendo presencia sobre todo en Estella, Pamplona y el norte vascoparlante. Sus figuras más destacadas eran Manuel Aranzadi y Manuel de Irujo. Acción Nacionalista Vasca (ANV) surgió en 1930 como escisión del anterior por no compartir la confesionalidad de aquel. Se definía como nacionalista vasco, laico y republicano. Su líder en Navarra fue Pello Irujo. Tenía escasa fuerza en Navarra y en las elecciones de 1936 formó parte del Frente Popular.
- Partidos de derechas antirrepublicanos. Los diversos grupos carlistas, los "jaimistas" (seguidores de Jaime de Borbón), con Tomás Domínguez Arévalo (conde de Rodezno), los "integristas" (seguidores de la defensa integral católica), con José Sánchez Marco, y los "mellistas" (seguidores de Juan Vázquez de Mella), con Víctor Pradera, se unificaron en enero de 1932 en la Comunión Tradicionalista, la cual a partir de entonces tuvo un gran desarrollo organizativo hasta 1934 inclusive. Realizaban una inequívoca defensa de los postulados católicos con numerosos lazos con organizaciones de este carácter, que se desarrollaron enormemente durante el periodo de la República. La consideración por su parte de que las acciones de la República eran antirreligiosas incrementó su base electoral de forma significativa. Su influencia en la Ribera y en la zona de la Montaña no sería importante hasta el comienzo de la guerra civil. Su líder más significado fue el conde de Rodezno.
Por otra parte, existían sectores católicos no relacionados con el carlismo, de orientación monárquica "alfonsina" (partidarios de Alfonso XIII): Estos estaban desorganizados hasta la creación de la Unión Navarra por Rafael Aizpún en julio de 1933, la cual más tarde se integraría en la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA). El director del influyente Diario de Navarra, el alfonsino Raimundo García García "Garcilaso", como independiente, era una de las figuras más destacadas de las derechas navarras. Por su parte, la Acción Popular era el más importante grupo católico, y el núcleo de la CEDA de España. Entre sus dirigentes estaban Ángel Herrera Oria, José María Gil-Robles, José María Valiente, Manuel Senante y José María Sagües Irujo. Dentro también de esta orientación estaba Renovación Española, un grupo igualmente monárquico, fundado en enero de 1933 por Antonio Goicoechea y que derivó hacia la extrema derecha, siguiendo los postulados del legitimismo maurrasiano francés, con José Calvo Sotelo como líder cuando regresó de Francia en 1934. El Partido Nacionalista Español fundado por José María Albiñana, fue precedente de las organizaciones fascistas en España. Participó en la conspiración para el golpe de Estado de José Sanjurjo de 1932. Faustino Escribano, que antes perteneció a Unión Patriótica, y Luis Pérez lo dirigieron en Navarra. Se fusionó con Falange Española. La Falange Española, fundada en 1933, por Julio Ruiz de Alda en Navarra, tenía muy escasa implantación, aunque esta se amplió ligeramente tras la fusión con las JONS en 1934. Tuvieron un pequeño arraigo en Estella, Pamplona y en la zona de la Ribera, gracias en esta última al médico Aniceto Ruiz Castillejos. En vísperas del golpe de Estado de 1936 tenía en Navarra setecientos afiliados, de ellos 160 en la capital. Destacaron en Pamplona Fermín Sanz Orrio, Alberto Artundo, Fermín Yzurdiaga.
En 1931, durante el proceso de ratificación del Estatuto Vasco-Navarro, el monolito en recuerdo a los defensores de la independencia de Navarra en donde estuvo el Castillo de Maya, fue destruido violentamente. El monumento contenía los escudos de las cuatro provincias que se integrarían en el Estatuto de Estella. Fue reconstruido en 1982.La violencia política comenzó en Navarra poco después de la proclamación de la República. Algunos de los incidentes tuvieron gran repercusión política, como los acontecidos el 14 de junio de 1931. Ese día tenían lugar dos concentraciones masivas en Navarra: en Estella tenía lugar la asamblea en la que representantes de los municipios vasco-navarros, con el impulso primordial del PNV, aprobaban el Estatuto general del Estado Vasco con las enmiendas religiosas. El mismo día los tradicionalistas llevaban a cabo en Pamplona un acto de "afirmación católico-fuerista" (cuya celebración, de hecho, obligó al traslado de la asamblea de municipios de Pamplona, donde se había previsto inicialmente, a Estella, con el consiguiente enojo del PNV). Cuando volvían a sus casas, participantes en ambos mítines fueron atacados por partidarios de la República. Estos incidentes tuvieron importantes repercusiones, puesto que fue uno de los factores (el otro fue el proyecto de Estatuto con las enmiendas confesionales) que llevaron al PNV a integrarse en la candidatura católico-fuerista que promovían las derechas navarras de cara a las elecciones a Cortes Constituyentes que se celebrarían el 28 de junio (y que se reprodujeron en las provincias vascas), en las que dicha candidatura consiguió la victoria en Navarra.
Tras las elecciones, y durante el proceso de discusión por parte de los ayuntamientos del Estatuto de Estella, en la noche del 26 al 27 de julio, el monolito en homenaje a los defensores del Castillo de Maya fue dinamitado, sin que el atentado fuese nunca reivindicado. El monolito se había construido en 1922 en homenaje a los defensores del castillo de Maya, los últimos defensores de la independencia navarra en el cuarto centenario del asedio. Su erección fue el objeto de una agria polémica, por la discrepancia acerca del significado de la gesta (siendo los defensores de la fortaleza patriotas para unos y traidores para otros) y por el hecho de que aparecieran los escudos de Álava, Guipúzcoa y Vizcaya (cuyas diputaciones habían ayudado a sufragar el monumento), además del de Navarra, y no el de España.
Los incidentes siguieron durante estos años, con enfrentamientos en las calles incluso en relación con actos estrictamente religiosos, con heridos y detenidos. Así ocurrió en la festividad de San Francisco Javier, patrón de Navarra, el 3 de diciembre de 1931, cuando la mayoría de la corporación provincial se negó a acudir al acto religioso, a su vez cinco alcaldes de derechas convocaron al resto de los munícipes a acudir a Pamplona. La concentración fue prohibida alegando que la manifestación podía dar lugar a alteraciones del orden público. El gobernador multó a los convocantesy prohibió a los alcaldes la asistencia. Terminada la misa solemne pero se realizó, con posteriores manifestaciones de grupos con invasión por parte de jóvenes carlistas y nacionalistas del Palacio de la Diputación colocando en el mástil la bandera de Navarra, sin poner la de la República, siendo aplaudidos por el público. Posteriormente otro grupo reublicano-socialista tiró a la calle la enseña y la destrozó. Hubo choques con grupos republicanos y de izquierdas, intervención de la fuerza pública y varios detenidos. En estos años también se produjeron disturbios con otros eventos religiosos como inscripciones en registros civiles, entierros o matrimonios civiles entre otros.
En abril de 1932 en Huarte, varios socialistas fueron tiroteados cuando volvían de un mitin en Aoiz, sin producirse víctimas. Al domingo siguiente, el 22 de abril, unos jóvenes tradicionalistas aporrearon a un socialista en Pamplona y tras ello se refugiaron en su "Círculo" de la plaza del Castillo. Seguidamente un grupo de personas se concentró en las proximidades del establecimiento, y se realizaron seis disparos de pistola cayendo muertos un socialista y un jaimista. Por la noche cayó mortalmente herido otro joven socialista. El Círculo fue clausurado, recogiéndose armas en los registros domiciliarios. Hubo un llamamiento de la UGT a la huelga general para el lunes siguiente, en la que se produjeron incidentes, con un conato de incendio en la casa de los Baleztena, en el Paseo Sarasate y el apedreamiento del "Círculo Radical-Socialista". La prensa socialista acusó a Jaime del Burgo de estar detrás de los pistoleros carlistas.
Dos meses después, en Viana, un telegrafista y militante del PSOE fue atacado por una cuadrilla de jóvenes carlistas. El militante socialista llegó a sacar una pistola, pero lo agarraron por detrás y le asestaron varias cuchilladas, falleciendo siete días después.
En los inicios de 1934, ya en el bienio radical-cedista y dentro de la conflictividad en el campo ya referida, se produjeron incendios en pajares, destrozos en propiedades y corrales y roturaciones ilegales de fincas privadas. Los incidentes más graves tuvieron lugar en Mendavia y en Cáseda. En febrero, también se produjeron enfrentamientos cuando José María Gil-Robles acudió a un mitin en Pamplona.
El 17 de abril de 1934 fueron asesinados en Pamplona el contratista de obras Sr. Lorca y un empleado de la empresa por un obrero que había sido despedido. Posteriormente también se produjeron algunos asaltos a comercios, lo que llevó a que la "Asociación Patronal" convocara a un cierre de establecimientos comerciales e industriales.
La campaña electoral de febrero de 1936, aunque tensa, no fue escenario de incidentes importantes en la provincia. Sin embargo el día de las elecciones fue asesinado un militante de IR en Belascoáin y hubo agresiones a interventores del Frente Popular. Tras el triunfo del Frente Popular se decretó una amnistía para los presos políticos, de los que 400 estaban en el fuerte San de Cristóbal. Al salir los presos denunciaron las condiciones en las que estaban y responsabilizaron al ya exministro de Justicia Rafael Aizpún.
Un falangista se enfrentó en Mendavia con su alcalde y dos alguaciles, resultando gravemente herido y falleciendo en Pamplona. El 27 de marzo se realizó el entierro, a donde acudieron requetés y falangistas uniformados, produciéndose enfrentamientos con la Guardia de Asalto. El gobernador cerró el centro de Falange Española en la calle Mayor y encarceló a doce afiliados.
Como se ha indicado, la diputación en funciones había sido elegida en febrero de 1935, tras una ley promulgada por Rafael Aizpún, entonces ministro de Justicia, y la destitución de todos los concejales izquierdistas los diputados debían ser elegidos por los concejales de cada merindad en noviembre de 1934 por parte del gobierno radical-cedista por su supuesta participación en los hechos revolucionarios de octubre de 1934, que no tuvieron apenas repercusión en Navarra. El Frente Popular de Navarra, tras la victoria en España de febrero de 1936, se dirigió al Gobierno para el relevo de la gestora de la Diputación de Navarra, sin obtener respuesta. Ante ello, un grupo de jóvenes socialistas y comunistas, encabezados por el dirigente comunista Jesús Monzón, pistola en mano, tomaron la Diputación el 6 de marzo exigiendo su cese. Estuvo en su poder durante una hora y media y al llegar la policía, los invasores salieron por la puerta de atrás, confundiéndose con la gente de izquierdas que había acudido al sitio. Solamente fue hecho preso Jesús Monzón. Por la tarde el Frente Popular organizó una manifestación de apoyo que recorrió Pamplona mientras que Jesús Monzón estaba detenido. Se caldearon los ánimos de tal forma que Ramón Bengaray de IR y Tomás Áriz, del PCE, trataron de apaciguar a los manifestantes, se produjeron dsparos muriendo una mujer y un muchacho de 16 años, además de varios heridos por arma de fuego ante las oficinas del Diario de Navarra. La acusación de provocar los incidentes fue mutua entre los manifestantes y el Diario. Según algunas versiones aquellos atacaron a las oficinas del mismo intentando quemarlas.
- Organización del Requeté navarro
Desde el principio la República estuvo marcada por la conspiración. Inicialmente era un proceso pluralista e indefinido en el que participaron sectores del ejército, carlistas, falangistas y otros grupos derechistas. Los tradicionalistas en Navarra desde 1931, organizadas por Generoso Huarte crearon las "Decurias", cuya finalidad era la custodia de edificios religiosos y la vigilancia de calles y círculos durante la celebración de mítines y otros actos políticos. A partir de estos núcleos se organizó el Requeté, al igual que en otros lugares de España. En 1933 supuso un gran impulso del cuerpo en este territorio, con el nombramiento de Antonio Lizarza como delegado regional. Los requetés recibían instrucción en Ezcabarte, en la peña de Izaga y en las sierras de Andía y Urbasa. En el Círculo Carlista de Pamplona existía una academia militar en la que se preparaban los cuadros de la oficialidad, mediante las "Ordenanzas del Requeté".
En la crisis interna del tradicionalismo en la primavera de 1934 se resolvió con un cambio en la Jefatura de la Comunión pasando a liderarla Manuel Fal Conde en sustitución del Conde de Rodezno, Tomás Domínguez Arévalo que había realizado un acercamiento a las demás fuerzas monárquicas para formar un frente común ante la II República. Sin embargo este relevo no produjo cambios en cuanto a la continuidad conspirativa, aunque el carlismo navarro no compartirá todos los pasos dados por los hombres de Fal Conde en la etapa conspirativa final, siendo partidarios de realizar consultas directamente con el pretendiente Jaime de Borbón.
Se realizó una expedición a Italia, con una comisión que se entrevistó con Benito Mussolini donde consiguieron ayuda financiera y una partida inicial de armas. A esta le seguirían otras expediciones al mismo país y a otros países en donde compraban armas y se entrenaban. En marzo de 1935 contaba con 5.394 hombres, 3.000 de ellos desfilaron en Estella con motivo del homenaje a Zumalacárregui. Hubo fábricas clandestinas de rudimentarias granadas de mano y almacenes que no fueron descubiertos.
A comienzos de 1936 Lizarza nombró al excoronel Alejandro Utrilla, inspector regional del requeté en Navarra. Con él se logró llegar a 8.400 boinas rojas en 1936.
Menor implantación tenían los falangistas, introducida por Julio Ruiz de Alda. Su centro en la calle Mayor de Pamplona fue clausurado tras el triunfo del Frente Popular en 1936. En vísperas de la sublevación militar se concentraron en Los Arcos unos 400 falangistas.
Lugar donde al amanecer se producían los fusilamientos.
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